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Todo ello, se junta en un gran puño de hierro
que golpea sin piedad a esa pobre niña.
Sus mejillas, antes eran sonrojadas por el amor que sentía
Ahora, son sonrojadas por la sangre que sale de ellas.
Su sonrisa, antes era formada, por las ilusiones del futuro
Ahora, no es más que una sonrisa triste, vacía, llena de dolor.
No se queja, ni muestra como se siente
No quiere ser molestia
Solo, deja un camino de sangre en su paso
Una sangre, que nadie nota, que nadie ve.
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